Los hermanos Alexander, Mike y Larry eran unos reputados constructores de show cars durante los años 60, obteniendo numerosas portadas de la revista Hot Rod Magazine con sus diseños. Pero sin duda alguna su mejor obra fue el Dodge Deora Concept, creado en 1965 a partir de los vanguardistas diseños de su amigo Harry Bentley Bradley. Esta pick-up única en su especie será subastada por RM Auctions en breve, la casa de subastas estima un precio adjudicado de entre 350.000$ y 550.000$.
Y es que un vehículo así lo merece. Es muy sencillo caer enamorado de este prototipo, futurista incluso para los estándares actuales, una revolución en los años 60. Está basado en una pequeña pick-up Dodge A100, que también tuvo una variante furgoneta. La peculiaridad de los A100 es que el habitáculo está sobre el motor, dejando toda la parte trasera para la carga, algunas furgonetas actuales aún tienen la misma disposición. Sin embargo, su carrocería y chasis fueron profundamente modificados.
La altura del conjunto se redujo hasta los 1.45 metros y la cabina se llevó aún más hacia delante, sentándose los ocupantes sobre el eje delantero. La carrocería es extremadamente limpia de líneas, tanto que no tiene puertas laterales. Al habitáculo se accedía por el frontal del vehículo, que se abría hacia arriba de manera parecida al portón del maletero de un tres o un cinco puertas. De hecho, una de las curiosidades del Deora es que su parabrisas era la ventana trasera de un familiar Ford de 1960.
Una vez dentro los dos ocupantes eran recogidos por asientos deportivos de cuero, manejando el conductor un estrafalario volante basado en el de un Oldsmobile de la época. La instrumentación básica – el velocímetro – estaba situada entre los dos asientos mientras que a la izquierda del conductor estaban los diales auxiliares tales como el nivel de combustible o temperatura del agua. El motor fue desplazado unos centímetros para lograr más espacio en la cabina, es un simple Slant-Six de potencia moderada.
Hubo que hacer bastantes trabajos de ingeniería debido a la reducción de altura y el desplazamiento del motor, algunos sencillos como una nueva ubicación de la palanca de cambios (tenía una caja manual de tres marchas) y otros complicados como la refrigeración del motor, forzada mediante dos ventiladores eléctricos ubicados en los bajos. Otra solución ingeniosa fueron las ópticas traseras, ocultas y visibles sólo por el reflejo que producían sobre el metal pulido situado bajo la madera en la zaga.
Cuando los hermanos Alexander lo presentaron el vehículo se llevó todos los honores en el 1967 Detroit Autorama, siendo mostrado por Chrysler en numerosos salones del automóvil hasta principios de los años 70. Entonces fue cambiando de manos, siendo restaurado en 1998 a su estado original.
By Diariomotor
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