No estais viendo mal,no...Corria el año 1957 cuando el cura católico Alfred A. Julian,se hizo famoso por algo mas que sus sermones dominicales,fue el creador de este vehiculo.
Montado sobre el chasis de un Buick, la inteción de Aurora Motor Company era venderlo con 3 motorizaciones distintas, pudiendo elegir entre motores Cadillac, Chrysler o Lincoln.
El coche medía una enormidad, 6.2 metros de largo y era demasiado voluminoso, aunque semejante tamaño tenía una explicación. La intención era la de contar con una carrocería que hiciera las veces de “armadura” para sus ocupantes. La idea de hacer el “auto más seguro del mundo” privó por sobre los detalles estéticos y el buen gusto… y ese fue el principio del fin del Aurora.
Su carrocería tan aparatosa era de fibra de vidrio y gomaespuma. Tenía generosos cinturones de seguridad, barras antivuelco bien camufladas eso si, barras contra impactos laterales, columna de dirección plegable y un impresionante panel de instrumentos acolchado. Todos elementos comunes a varios coches de la época, sólo que en este caso, llevados al extremo más lejano de la exageración
Otro detalle eran los asientos con giro de 180°, cosa que permitía su rotación total con el objetivo de que todos los ocupantes se abrazaran unos a otros en caso de un accidente.
El parabrisas, por otra parte, tenían una extrañísima forma y se encontraba muy alejado del conductor. Esto beneficiaba a los ocupantes delanteros en caso de choque, pero provocaba sistemáticos y recurrentes problemas de visión (dada la curvatura del cristal y el extraño efecto visual que producía).
Aparte de que el diseño de este prototipo no acompañaba, sólo se llegó a construir una unidad por la cantidad de fallos y desajustes que tenía, y es que su precio...30.000 $ ...eran demasiado dinero para 1957. Esto llevó al padre Alfred a la bancarrota total y a desistir en el empeño de producirlo en serie
10 años despues de que el padre Alfred fuese a la bancarrota y abandonase el proyecto, y tras pasar por las manos de varios propietarios, fue abadonado en un desguace en Connecticut. Y allí permaneció, hasta que un aficionado, Andy Saunders, lo descubrió por casualidad en una revista en 1993. Se interesó por él, y tras 12 años de dificil restauración ha conseguido acabarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario